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Amanita Muscaria.
Una seta de cuento, pero peligrosa

Una seta de cuento, pero peligrosa

La amanita muscaria es la seta más popular, venenosa, aunque utilizada desde la antigüedad por sus efectos alucinógenos

JOSÉ LUIS ONDOVILLA

Viernes, 20 de noviembre 2015, 01:30

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La amanita muscaria es un hongo conocidísimo que aparece constantemente en infinidad de libros de duendes, gnomos, elfos... y también en las portadas de gran número de guías micológicas. De sombrero rojo-escarlata, moteado con puntos blancos, y de pie blanco, tiene infinidad de nombres: falsa oronja, oropéndola loca, en euskera kuleto falsoa, en catalán reig bord, oriol foll, reig de fageda... Pero vulgarmente se la conoce como 'matamoscas'. Y es que este hongo atrae a estos insectos y los fulmina con una notable facilidad.

Sus componentes tóxicos (ácido iboténico, muscimol...) actúan sobre el sistema nervioso, pero su acción es variable. Suelen causar vómitos, agitación psicomotriz, síntomas que recuerdan a la borrachera y a veces depresión neurológica. La amanita muscaria era utilizada hace ya miles de años por numesosas culturas por sus efectos alucinógenos, pero también 'vigorizantes', por llamarlos de alguna manera. En Siberia, por ejemplo, se la conoce como muchumor o mukhomor, y remontándose a 6.000 años de antigüedad, su nombre era panx, que deriva de la misma raíz indoeuropea que la palabra para designar 'embriaguez', uno de los efectos que puede desencadenar el consumo de esta seta, que en grandes cantidades puede llevar a una persona al coma.

La consumían principalmente los chamanes. Pero repasando la historia de esta seta podemos llegar a los bersekers, una 'casta' de guerreros vikingos. Eran temidos ya que entraban en una especie de trance que les hacía ser insensibles al dolor y lanzarse a la lucha hasta sin escudos y con una terrible furia. Algunos estudios apuntan a que estos efectos se debían a la bufotenina, también presente en la amanita muscaria. Los ejemplos de su utilización a lo largo de las civilizaciones no acaban ahí. Los koryaks, pueblo indígena de Kamchatka, en el extremo oriente de Rusia, también los consumían secándolas al sol o en forma de extracto con agua, leche de reno o plantas. Se dice que los sacerdotes hindúes, por ejemplo, tomaban un líquido conocido como soma, que no era otra cosa que la orina de un esclavo al que le habían obligado a comerse amanitas muscaria. ¿Para qué? Pues porque todas las sustancias nocivas de la seta se quedaban en los riñones, el hígado, etc., del esclavo y los sacerdotes podían experimentar los efectos alucinógenos de la seta sin asumir riesgos físicos.

Como decía al principio del artículo, la amanita muscaria tiene un llamativo rojo-escarlata sobre la que quedan unas características manchas blancas. Sin embargo, con fuertes lluvias, este color intenso puede descolorarse para presentar una tonalidad anaranjada, e incluso amarillenta, llegando a perder sus motas blancas, de ahí que también se le llame falsa oronja. Si por cualquier circunstancia se sufre una intoxicación por la amanita muscaria debe explicarse a los sanitarios en el centro hospitalario que la atropina, medicamento utilizado habitualmente en caso de envenenamiento por hongos, está totalmente contraindicada en este caso ya que aunque contrarresta los efectos de la muscarina, potencia los del muscimol y el ácido iboténico.

Esta seta crece en bosques en los que se encuentran determinados árboles: abedules, hayas, el pino negro y los abetos. Eclosiona principalmente en las épocas lluviosas que coinciden con el final de verano, prefiriendo un clima ligeramente más frío que el resto de las setas.

Características

Sombrero: de 10 a 25 centímetros de diámetro. Eclosiona en forma de globo para hacerse convexo y finalmente plano, como casi todas las amanitas. Su cutícula, separable, es de color rojo escarlata que vira al naranja con la edad. Sobre ella hay numerosos restos blancos del velo. Estos, suelen ser de textura algodonosa y dispuestos en círculos concéntricos, de color blanco que amarillea con el tiempo. Carnoso, consistente y de aspecto atractivo. Margen incurvado y ligeramente estriado en la madurez.

Láminas: de color blanco puro, libres, anchas, numerosas, ventrudas y con la arista flocosa (algodonosa). Tiene abundantes laminillas intercaladas.

Pie: cilíndrico, fácilmente separable del sombrero, blanco a ligeramente amarillo claro, recto, robusto, lleno y con anillo. Su tamaño varía, hasta llegar a los 20 centímetros de altura y 3 de diámetro. La base del pie está rodeado de una volva, blanca, fugaz, a manera de verrugas que componen circulos incompletos.

Carne: blanca al corte, anaranjada bajo la cutícula, tierna. Sin apenas sabor, y con olor inapreciable.

Sopa de senderuelas

En un cazo ponemos a pochar suavemente las cebollas picadas finamente y los ajos con el aceite de oliva. Cuando todo esté dorado, agregamos la pechuga de pollo, también cortada en laminitas. Rehogar todo durante 5 minutos y añadir las senderuelas, la pimienta molida, el perejil picado y el orégano. Luego, volvemos a rehogar un par de minutos y agregamos el vino de Jerez y el caldo. Comprobamos el punto de sal y cocemos a fuego lento durante 6 minutos. On egin!

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