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Hablamos con los hijos de Tony Leblanc: su emoción por un padre vivo en el recuerdo
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CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Hablamos con los hijos de Tony Leblanc: su emoción por un padre vivo en el recuerdo

Tony Leblanc Jr., Silvia Leblanc y Maybel Fernández Páez, hijos del reconocido artista, nos abren su corazón en el día que el actor habría cumplido un siglo de vida

Foto: Tony Leblanc, con algunos de sus hijos. (Cortesía)
Tony Leblanc, con algunos de sus hijos. (Cortesía)

El nombre de Tony Leblanc representa no solo a uno de los actores más reconocidos de nuestro país, sino también a uno de los más queridos.

La estrella de muchos artistas, por muy grandes o exitosos que hayan sido en su momento, se va apagando, una vez fallecidos, con el paso del tiempo. A otros, sin embargo, parece ocurrirles lo contrario. Este sábado 7 de mayo, Tony Leblanc habría cumplido 100 años. Ha pasado un siglo desde su nacimiento, un siglo en el que sigue tan vivo como siempre en el imaginario colectivo.

Foto: Tony Leblanc, el cómico que se reinventó a sí mismo

“Se me pone la carne de gallina cuando os escucho decir esto”, confiesa a Vanitatis su hijo Tony Leblanc Jr., quien celebra el hecho de que su padre fuera tan homenajeado en vida: “Él fue un artista muy afortunado, porque en este país parece que te tienes que morir para que digan lo bueno que eras. Pero él tuvo la fortuna de recibir homenajes y reconocimientos en vida, hasta los últimos días. Como herederos, sus hijos nos sentimos felices por eso”.

placeholder Tony Leblanc con su hijo, Tony Leblanc Jr. (Cortesía)
Tony Leblanc con su hijo, Tony Leblanc Jr. (Cortesía)

¿El secreto de que su talento haya sobrevivido al tiempo? Para su hijo Tony Leblanc Jr. son varias las circunstancias que lo han hecho posible. Una, sin duda, la transmisión de unas generaciones a otras: “Cuando pienso en cómo sigue siendo admirado, se me vienen a la cabeza nombres como Santiago Segura, que se enamoró, como muchos otros, de las interpretaciones de mi padre por la inducción de sus propios padres. Eso es lo que yo creo que repercute en que hoy siga siendo tan recordado con esa dosis de complicidad que generaba a través de su espontaneidad y por lo sincero que era en su trabajo. Esa complicidad se ha transmitido de padres a hijos”.

Tanto él como sus hermanas, Silvia Leblanc y Maybel Fernández Páez, destacan también el artista tan polifacético que era. “Siento un gran orgullo por el nivel artístico de mi padre. Era un nivel muy polifacético y muy difícil de igualar. Dominaba muchas disciplinas y todo lo hacía bien”, nos dice Tony. “Dejó demostrada su versatilidad ante todos los palos que tocó en esta profesión, tanto como actor como director, compositor, bailarín, empresario, guionista”, comenta, por su parte, Silvia. “Como decía de él su querido amigo y compañero Fernando Fernán Gómez, era un hombre de múltiples talentos, creativo, con mucha capacidad de trabajo y siempre con ganas de mejorar”, añade Maybel.

A todas estas cualidades, Silvia Leblanc suma otras, como la capacidad que tuvo de demostrar respeto, seriedad y profesionalidad por su trabajo: “Adoraba a su público, vivía por y para él, lo respetaba y necesitaba. También fue un gran empresario. Pude comprobarlo en mi corta carrera teatral, durante la cual muchas personas me fueron trasmitiendo su cariño, respeto y admiración por todos los rincones de España. Fue el primer empresario teatral en pagar los seguros sociales íntegramente a toda la compañía”.

placeholder Tony Leblanc, con su familia. (Cortesía)
Tony Leblanc, con su familia. (Cortesía)

Para Tony Leblanc Jr., se dio el hecho de que su padre vivió unas circunstancias que fueron determinantes en su personalidad. “Fue hijo único y el Museo del Prado fue su hogar durante 25 años. Vivió la guerra siendo un niño. Desarrolló su personalidad en circunstancias únicas y su nivel artístico estuvo unido a esa personalidad. A los 6 años, con los guiñoles, comenzó a descubrir la agradable sensación de hacer felices a los demás. La idea de que, hagas lo que hagas, debe ser perdurable en el tiempo también fue algo que desarrolló a través de su vínculo con el museo. Luego llegó el cine, que ayudó mucho a que su talento quedara grabado en el tiempo”.

Nos cuenta que hoy la familia vive “algo desperdigada”. “Yo llevo dos años viviendo en Benidorm. Otro de mis hermanos vive en Santa Pola, etc. Es difícil reunirnos en fechas tan señaladas, pero, por supuesto, mantenemos contacto en fechas como esta y tratamos de aportar cada uno nuestro granito de arena para que nuestro padre siga siendo recordado. Me siento afortunado porque es muy bonito que el nombre de tu padre siga vivo”.

La familia fue un aspecto muy importante en la parcela más íntima de Tony Leblanc. Fue algo que siempre cuidó mucho. “Tanto él como mi madre eran buenas personas, conscientes, sensatos y que nos supieron trasladar verdaderos valores. Creo que es el sello que han dejado en nosotros”, confiesa Maybel Fernández Páez. “Tuvimos la suerte de sentir su cariño incondicional, aun estando hasta 9 meses de gira, cuando ni existía el día de descanso y éramos nosotros los que íbamos a verle. Hizo de nosotros una familia unida, con valores y mucho amor”, añade Silvia Leblanc.

Para Tony Leblanc, la amistad era una extensión de la familia, tal y como nos explica su hijo Tony: “Nos dio sobredosis de cariño y nos inculcó esos hábitos de cariño, los mismos que alimentaba con las amistades. Para él, la amistad era una prolongación de la familia y creó lazos de amistad fraternal con muchos compañeros, como Paco Rabal, Fernando Rey o Fernando Fernán Gómez”. Silvia Leblanc asegura que “tuvo un amor incondicional y mutuo con Miguel Gila, Fernán Gómez y Paco Rabal, de los que guardamos cartas maravillosas, o con su incondicional Concha Velasco”.

placeholder Carta de Miguel Gila enviada a Tony Leblanc. (Cortesía)
Carta de Miguel Gila enviada a Tony Leblanc. (Cortesía)

La enorme fama y las ausencias prolongadas no lograron distanciar a Tony Leblanc de sus hijos. Todos ellos dan un enorme valor a su papel como padre, ese padre al que echan mucho de menos. “Una de las mejores cosas de haber tenido como padre a Tony Leblanc es el haber podido disfrutar de cerca una profesión como la suya tan maravillosa. Ha sido un privilegio. Yo hice películas siendo un niño. No seguí con ese oficio porque era inevitable que me compararan con él. Mi padre se enfadaba, porque él creía en mis capacidades interpretativas y artísticas. Yo formo parte de esa mayoría a la que el exceso de responsabilidad le resta confianza. A los artistas de verdad les ocurre justo lo contrario. Lo cierto es que, al final, siempre he disfrutado más estando en un segundo plano, siendo su mano derecha. Con el anonimato me he sentido más cómodo. Echo de menos su presencia, aunque siempre está presente, pero echo de menos su presencia física, sus besos. Echo de menos el nivel de exigencia que tenía como padre, que era permanente para que yo diera lo mejor de mí. Echo mucho de menos su prodigiosa memoria. Recordaba anécdotas y detalles sin fin y era un placer escucharle hablar. Echo de menos sus enseñanzas de vida”, nos cuenta Tony Leblanc Jr.

Silvia Leblanc se une a este sentimiento de añoranza por el Tony Leblanc más familiar e íntimo: “Lo que más echo de menos de mi padre es a él. Más allá del actor, famoso y triunfador, fue un padre, mi padre”.

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El nombre de Tony Leblanc representa no solo a uno de los actores más reconocidos de nuestro país, sino también a uno de los más queridos.

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