jueves, mayo 2, 2024

Alfredo Landa: Un homenaje a la vida de un grande del Cine Español

Por Jaime Carrancio González/ Fotos: Antonio Cuenca

En las luces del escenario y las sombras del celuloide, su vida fue una sinfonía de risas, lágrimas y momentos inolvidables que cautivaron a generaciones. Desde las calles de Pamplona hasta las pantallas de todo el mundo, su legado sigue resonando con fuerza, como un eco eterno de su talento y su humanidad.

Su nombre resuena en la historia del cine español desde los años 60, donde se erigió como uno de sus pilares fundamentales. Películas como Atraco a las tres (1962), Ninette y un señor de Murcia (1965) o No desearás al vecino del quinto (1970) son solo una muestra de su carrera como actor, que abarca más de cuarenta años de dedicación a la actuación. A lo largo de su carrera, Landa creó un estilo único, conocido como “landismo”, que capturaba de manera magistral un aspecto particular del alma española: machista, fanfarrona y reprimida. Además de su legado en la pantalla grande, Alfredo Landa también dejó un impacto duradero en su vida personal. Estaba casado con Maite Imaz y fue padre de tres hijos: Alfredo, Idoia y Ainoa. Su partida dejó un vacío irremplazable en el mundo del cine, pero su legado seguirá perdurando por generaciones, recordándonos siempre su incomparable talento y su inigualable contribución a la cultura española.

Alfredo con la actriz Pilar Velázquez

Nacido un día soleado de marzo de 1933, en un rincón pintoresco de la vieja Pamplona, Alfredo Landa era el tercer hijo de una modesta familia. Desde temprana edad, mostró un talento innato para la actuación, deleitando a sus amigos y familiares con sus imitaciones y chistes ingeniosos.

Alfredo Landa con Esperanza Roy y Emilio Laguna

Su pasión por el arte dramático lo llevó a Madrid, donde se sumergió en el bullicioso mundo del teatro. Allí, entre ensayos y aplausos, forjó su carácter y perfeccionó su oficio, convirtiéndose en un actor versátil y carismático. Pero fue en la gran pantalla donde Alfredo Landa dejó una huella imborrable. Con su presencia magnética y su capacidad para transmitir emociones genuinas, conquistó el corazón del público y se ganó el respeto de críticos y colegas por igual.

Recordemos aquella vez en que interpretó a Paco en El Bosque Animado (1987), una película que capturó la esencia de la vida rural española con humor y ternura. Su actuación fue sublime, mezclando la picardía con la melancolía en una combinación única que cautivó a millones de espectadores.

Alfredo landa durante un rodaje con el periodista Agustín Trialasos y el fotógrafo Antonio Cuenca, de la revista Diez Minutos

Pero no todo fueron risas y alegrías en la vida de Alfredo Landa. También exploró los rincones más oscuros del alma humana, desafiando sus propios límites en películas como «Los Santos Inocentes«, donde encarnó magistralmente a un campesino oprimido por las circunstancias.

Fuera de los focos, Alfredo era un hombre sencillo y cordial, que disfrutaba de las pequeñas cosas de la vida. Le encantaba pasear por las calles de su amada Pamplona, conversar con la gente común y compartir anécdotas sobre sus años en la industria del cine.

Imagen de una fiesta donde vemos a Pepe Sacristán y a José Luis Garci, entre otros, con Alfredo Landa

Una de las anécdotas más memorables de la carrera de Alfredo Landa tuvo lugar durante el rodaje de Atraco a las tres, una comedia española dirigida por José María Forqué. En una escena crucial de la película, Landa interpretaba a uno de los atracadores que planeaban un robo a un banco. La escena requería que Alfredo y sus compañeros estuvieran en el interior del banco simulando el atraco, pero las cosas no salieron como estaban planeadas. Resulta que, durante el rodaje de esa escena, un grupo de turistas despistados entró en el banco, creyendo que era un lugar de interés turístico. Sin darse cuenta de que se estaba filmando una película, comenzaron a fotografiar y a pedir autógrafos a los actores, interrumpiendo la toma.

Alfredo Landa, siempre ingenioso y con un gran sentido del humor, decidió improvisar. En lugar de detener la filmación, decidió incluir a los turistas en la escena, convirtiéndolos en parte de la multitud sorprendida por el atraco. El resultado fue una escena llena de autenticidad y espontaneidad que añadió un toque extra de realismo a la película.

Iñaki Miramón, José Luis Garci, Fiorella Faltoyano y Alfredo Landa

Las últimas veces que Alfredo Landa se mostró en público datan del año 2008. En ese año, recibió diversos reconocimientos por su destacada actuación en Luz de domingo, de José Luis Garci. Entre los premios que recibió se encontraban el galardón de la Unión de Actores, la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Madrid, y el prestigioso Premio Príncipe de Viana a la Cultura 2008, otorgado en su ciudad natal, Pamplona, por el Príncipe de Asturias. Estos reconocimientos marcaron el culmen de una carrera extraordinaria.

Alfredo con Concha Velasco

Su retiro del cine se produjo después de ser honrado con el Goya de Honor en 2007, siendo este el tercero de su carrera tras los obtenidos como mejor actor por El bosque animado y La marrana (1992). En un emotivo discurso, Alfredo Landa expresó su gratitud hacia su profesión, la cual consideraba como lo más valioso de su vida. «Tengo tanto dentro… este Goya de Honor se lo debo a mi profesión que ha sido lo mejor de mi vida, lo que más aprecio«, dijo Landa entre lágrimas, mientras los aplausos de sus colegas interrumpían constantemente sus palabras. Su discurso, marcado por la emoción y la sinceridad, reflejaba el profundo amor y dedicación que sentía por su oficio, dejando claro el impacto perdurable que dejó en la industria del cine español.

Imagen de la serie para TVE de Don Quijote, con Fernando Rey y Alfredo Landa

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